Imagina un garaje oculto, un lugar cargado de testosterona y pulsiones masculinas incontroladas. Aquí es donde dos chicos malos bien dotados, Mathieu du Lyon y Dzfuck, han citado a sus sirvientes habituales. La escena está bien organizada, estos hombres ya conocen bien su papel.
En un instante, el garaje se transforma en una escena primitiva de deseo. Nuestros sirvientes se despojan de sus ropas, exponiendo sus traseros desnudos, a la espera de la llegada de sus amos dominantes. En la sombra, el tiempo se alarga y la anticipación aumenta. Finalmente, después de una hora de intensos latidos, los amos hacen su entrada.
Se apropian de estas ofrendas lascivas, satisfaciendo a estas bocas y traseros hambrientos. Se gime y se gruñe, el ambiente es eléctrico. Las voces viriles de los chicos malos guían a sus sumisos, ordenándoles que se pongan en todas las posiciones para satisfacer sus deseos al máximo. Y finalmente, el clímax, salpicará por todo el garaje!
