Es una historia de amor entre dos jóvenes advenedizos: Adel, un curtido trabajador que no para de sacar el látigo, y Samy Lakhdar, un joven bogoss argelino cuya bogosidad escuece los ojos y hace girar las cabezas de todos. El joven beur se deja controlar y dirigir por su compinche como un juguetito cuyo objetivo final es que lo pisoteen profundamente. Adel va a enseñarle lo bueno que es entregarse a un hombre, a un hombre de verdad. No tiene que forzarlo. Sólo quiere hacerlo. Después de ser mimado en modo pacha, Adel separa los muslos del pequeño rebeu y le da un buen y fuerte apretón para hacerle chillar. Como buen amigo que le hace un favor, Samy le come los huevos a Adel y le ayuda a vaciarse.