En la sauna, Tahar encontró un buen perra para fertilizar. Ya empieza por someterlo a sus más mínimas exigencias: «chúpame», «traga perra»… ¡La zorra debe obedecer a su amo!
Y cuando los dos chicos van al refresco, ¡tampoco es divertido! Tahar agarra el trasero por las caderas y hace rodar su disco como un dominante masculino que no ha tenido sexo en mucho tiempo.