Polvo ardiente en un riad de Marrakech

En la intimidad ardiente de un riad en Marrakech, dos hombres magrebíes se entregan a un polvo salvaje. La lujuria toma el control — sus cuerpos se frotan, sus bocas se devoran. Las caricias se vuelven agarrones, los besos se hacen más ansiosos. Sus pollas se rozan, sus lenguas se enredan, los jadeos suben. Cada rincón del riad es un campo de juego: sobre cojines, contra las paredes, en el patio. Uno se arrodilla, el otro le penetra despacio, profundamente. Se follan con intensidad, mojados, desesperados por más. Los gemidos resuenan entre los muros — como una oración carnal en la noche marroquí. Una auténtica oasis de placer puro.